Hoy volvemos a publicar una entrada sobre el cerebro. Está basada en un interesante curso con el mismo título que la entrada que hice hace tiempo. Lo he intentado no hacer muy técnico, pero poniendo algunos enlaces (por desgracia casi todos en inglés) para los que quieran meterse más en el asunto. Pues nada, vamos al tema espero que os interese tanto como a mí me interesó.
¿Cómo podemos optimizar el funcionamiento del cerebro?
La capacidad del cerebro de adaptarse a nuestras experiencias (plasticidad) nos permite aumentar la capacidad intelectual a través de nuestro propio esfuerzo.
Nuestro cerebro depende de las experiencias propias y continúa evolucionando durante toda tu vida (incluso creando nuevas neuronas, como han demostrado estudios más recientes, ahí va un mito que desaparece). Por lo tanto, no importa qué edad tengamos, siempre estamos a tiempo de modificar la estructura de nuestros cerebros.
Los entornos “enriquecidos” (con muchos estímulos) parecen facilitarnos una vía para alcanzar el desarrollo cerebral óptimo.
Se ha podido observar, que cuando se les proporcionan juguetes, compañeros, y condiciones de vida más espaciosas, los animales bajo estudio crean más células, se vuelven más inteligentes y obtienen mejores resultados en los tests de conducta.
El aislamiento sensorial y social durante los primeros años de vida conduce a las personas a una disminución de inteligencia y de salud emocional, además de a una peor adaptación. Sin embargo, el desarrollo de nuestro cerebro no solo depende de los estímulos durante los primeros años de vida, nuestras actividades y pensamientos modifican nuestro cerebro constantemente. La inteligencia no parece ser algo con lo que nacemos y que no podemos cambiar, es más bien un proceso dinámico que podemos influenciar para bien o para mal según lo que hagamos a lo largo de nuestras vidas.
Una dieta adecuada, ejercicio y suficientes horas de sueño son actividades críticas para el buen funcionamiento cerebral. En general, lo que es bueno para el cuerpo es bueno para el cerebro. Reduciendo las calorías innecesarias en tu dieta puedes evitar la obesidad, la cual ahora se sabe que es un factor de riesgo para la demencia en la tercera edad y otros deterioros cognitivos. Diferentes estudios demuestran que hacer ejercicio regularmente produce cambios positivos en el funcionamiento del cerebro tanto de niños como de adultos. Un aumento de las horas de sueño también puede suponer una gran mejora en la capacidad intelectual a cualquier edad. Así, es característico de los estudiantes que mejores notas obtienen dormir más. Cortas siestas de 10 a 20 minutos también pueden ayudar a mejorar la consolidación de la memoria y el rendimiento cognitivo.
La memoria primaria, también conocida como memoria a corto plazo, es la pieza clave en la operación mental más importante que el cerebro humano puede realizar: la manipulación de la información almacenada. Mejorando tu memoria operativa puedes aumentar tu coeficiente intelectual, además de tu creatividad. Un práctica deliberada constituye la clave para mejorar el rendimiento y la creatividad en todas las áreas de la actividad humana, incluyendo el trabajo y el juego.
Debemos tener una gran capacidad de atención para optimizar al máximo el rendimiento del cerebro. La capacidad de atención en el campo de lo intelectual es el equivalente a la capacidad de resistencia en el campo físico y es algo que podemos entrenar.
Para dirigir la atención debes mantener a raya dos factores esenciales en nuestra cultura actual: la distracción y la multitarea. Esto es algo que traductores e intérpretes conocen muy bien. Cuando centramos nuestra atención en algo, nos cuesta menos aprenderlo o trabajar con ello y es más probable que lo recordemos más adelante. Es importante dejar de trabajar en «modo multitarea«, ya que el cerebro es incapaz de hacer dos cosas a la vez.
Una pregunta que se hace mucha gente: ¿Si podemos consultar cualquier duda casi instantáneamente en internet, para qué molestarnos en memorizar o aprender nada?
El acto de recordar algo facilita la activación y la retención de circuitos cerebrales que contribuyen al funcionamiento cerebral óptimo. El abuso de herramientas electrónicas (o no electrónicas) puede traducirse en una atrofia por desuso de las facultades de nuestra memoria.
Obligando a nuestros cerebros a adquirir nueva información a lo largo de nuestras vidas, creamos una reserva cognitiva, y cuanto más grande es dicha reserva, menos susceptible somos al deterioro cognitivo durante la tercera edad. Nuestro cerebro no tiene «límite de almacenaje».
En general, cuanto más aprendemos y más conocimiento adquirimos durante nuestras vidas, menos probabilidades tenemos de sufrir demencia senil durante la tercera edad, y aprender un idioma extranjero (sin importar la edad a la que lo hacemos), puede ayudarnos enormemente, no solo a desarrollar nuestro cerebro, sino también a evitar (o enfrentar mejor) enfermedades como el Alzheimer. Parece ser que los traductores y todos los que hemos aprendido algún idioma extranjero estamos de enhorabuena…
¿Cuáles son tus experiencias con el aprendizaje? ¿has tratado de mejorar tu cerebro usando alguno de los «trucos» aquí expuestos? ¿cuál ha sido tu experiencia? Ya sabes que aquí o en las redes sociales, tus comentarios son bienvenidos.
Pep says
Como siempre, muy interesante, ¡gracias por la entrada!
Susana says
Me ha gustado la parte de las siestas cortas, otra vieja costumbre que tendre que retomar. Lo de aprender una lengua extranjera ya me costara mas.
Emilio says
A mí en un principio siempre me ha gustado la multitarea, pero realmente es increíble lo lejos que ha llegado esta forma de vivir la vida. La gente es incapaz de tener una conversación con otra persona sin estar contínuamente pendiente del móvil o de lo que sea. Es como si nadie quisiera estar donde está, como si quisieramos vivir la vida como si no fuera con nosotros, sin vivirla realmente.
¡Muy buen artículo!
Herlinda says
En el caso de niño que estudian como hacemos para optimizar su cerebro