Hace poco, en PerMondo, la iniciativa de traducciones gratuitas para asociaciones sin ánimo de lucro, nos pidieron información sobre cómo llevar a cabo la traducción de un documento o archivo de forma profesional.
Así, hemos creado este artículo que esperamos pueda servir a cualquier persona (profesional o no) que quiera traducir textos de un idioma a otro a hacerlo de una forma más sistemática y profesional.
Os dejo con el artículo de Thomas McGuinn, traducido del inglés. Como siempre, si conoces a gente a quien pueda resultar útil, ¡compártelo con ellos! A la iquierda encontrarás unos botones para ello.
Sobre la traducción
La traducción es el producto resultante de una serie de procesos: no se trata solo de un simple traspaso de información de un idioma a otro y eso es lo que lo convierte (en la actualidad) en un imposible para cualquier máquina.
A continuación te hablaré de los pasos que te permitirán traducir documentos de una forma más metódica y profesional.
Para conseguir una traducción de calidad y que se lea bien en tu lengua de destino, es muy útil seguir un sistema. Por ello, puede ser muy útil seguir una metodología bien estructura.
Puedes leer el artículo de principio a final o saltar de un título a otro según lo que más te interese.
Antes de empezar a traducir
El proceso de realizar una traducción no se centra solo en la traducción en sí. Es un proceso muy amplio en el que las fases pre y post traducción son cruciales. Para hacernos una idea de la tarea que tenemos por delante, podría ser útil apuntar unos puntos y preguntas clave que debemos plantearnos antes de comenzar cualquier trabajo de traducción.
- Acepta el hecho de que no existe una traducción «perfecta»
- Pregúntate, ¿cuánto tiempo tienes para acabar la traducción?
- ¿De qué trata el texto?, ¿conoces el tema?
- ¿Para quién es la traducción?, ¿quién la va a leer?
Acepta que no existe una traducción «perfecta»
Muchos traductores viven inmersos en la búsqueda de la perfección. Aunque ser perfeccionista es una cualidad admirable, es inevitable que por ello no nos lleguemos nunca a sentir plenamente satisfechos. De hecho, una mentalidad perfeccionista puede afectarnos de una manera muy negativa en el mundo de la traducción, dado que la traducción «perfecta» es prácticamente inexistente.Una vez que el traductor acepte este hecho será capaz de traducir mucho más rápido y con mucha más fluidez.
El plazo para una traducción
Al igual que todo el mundo, los traductores también tienen que trabajar dentro de unos plazos y cada traducción debe tener una fecha límite, ya que si no, tenderemos a alargar la ejecución hasta el infinito.
Que seas capaz de entregar la traducción dentro del plazo acordado dependerá de diversos factores:
- Otros encargos
Todos los traductores deberían llevar un registro detallado de todos los encargos que estén llevando a cabo en el momento, junto con un registro de las respectivas fechas límite. Aquí tienes más información sobre cómo convertirte en un gran profesional de la traducción.
- Otros compromisos
Los traductores son, lógicamente, personas con compromisos familiares y otras responsabilidades. Asegúrate de tener en cuenta tus demás compromisos cuando hagas tu plan de trabajo.
- Tu velocidad de traducción
Como traductor, es importante conocerte a ti mismo y conocer tus limitaciones; puede que los traductores con experiencia puedan traducir entre 2500 y 3000 palabras al día (en el blog de traducción jurídica se habla de 2500 a 3500), pero cada uno trabaja a su ritmo y los traductores inexpertos puede que solo consigan hacer 300 palabras por hora. Y, aunque la velocidad no sea el objetivo de la traducción, ser rápido es muy útil para calcular cuánto tiempo te llevará completar un encargo y para saber si vas a poder realizarlo.
- Familiaridad y especialización
No hace falta decir que tu familiaridad con un campo específico y tu especialización en este mismo tendrán un gran impacto en tu velocidad de traducción. Especialízate en campos específicos, como por ejemplo medicina o derecho, y así será más fácil la comprensión de textos técnicos; gracias a una mejor comprensión de estos, tu velocidad incrementará.
- Herramientas a tu disposición
Crea y usa glosarios de términos especializados. En el pasado, los traductores especializados tenían que recopilar sus propias listas de palabras y términos técnicos, con todo el esfuerzo que esto conlleva. Sin embargo, hoy en día gracias a Internet podemos compartir nuestros propios glosarios y descargar aquellos compartidos por otros. Aquí te dejo un ejemplo.
Los glosarios son el complemento perfecto para herramientas de traducción asistida por ordenador (CAT, por sus siglas en inglés), como Trados o Across. Aunque es cierto que para empezar, Trados o Across pueden ser herramientas de traducción asistida demasiado caras.
Merece la pena acostumbrarse al principio a utilizar sistemas más simples (y gratuitos o con versión semigratuita), como Wordfast u OmegaT.
Crear glosarios puede parecer un gran reto al principio, pero seguro que mejorará tu velocidad de traducción si con frecuencia traduces textos similares de un campo concreto. Por suerte, hay instrucciones bastante útiles sobre cómo hacerlos.
Google Translate es para muchos traductores el enemigo público número uno (quizás junto a tarifas bajas, agencias y errores ortográficos y gramaticales). Con todo, es una herramienta que puede según el caso, puede resultarte útil para traducir más rápidamente y que si no entiendes el idioma en el que está escrito algo, puede darte cierta información sobre lo que dice.
Sin embargo, si no entiendes el texto que tienes que traducir, NUNCA deberías fiarte de Google Translate. Es decir, solo te sirve si no lo necesitas, ya que te dará ideas para traducir algo y así, quizás te permita traducir más rápido. También podría ocurrir que ralentice tu traducción y te lleve a cometer errores. Para principiantes, no suele ser aconsejable usar esta herramienta.
¿De qué trata el texto y a quién va dirigido?
Antes de comenzar a trabajar en tu traducción, es esencial que leas el texto original al menos una vez para hacerte una idea general del tema de este. De esta manera, sabrás qué información tienes que buscar online o si tienes que buscar una fuente impresa. Así también podrás empezar a pensar en el vocabulario especializado que tendrás que usar.
La intensidad y la minuciosidad que pongas en tu primera lectura dependerá naturalmente de la cantidad de tiempo que dispongas para la traducción y de la longitud del texto.
La primera fuente de información viable siempre deberían ser libros de referencia, información online y textos paralelos. La llegada de Internet a nuestras vidas trajo consigo una cantidad sin precedentes de libros y artículos, disponibles todos en un mismo sitio. A la mayoría de ellos podemos acceder de forma gratuita y las 24 horas del día.
Aunque esto pueda parecer un tópico, Wikipedia es una fuente muy valiosa de información que podemos utilizar para leer sobre el tema del texto. Si consultas las páginas en el idioma de origen y en el de destino, puedes encontrar la traducción de cierta terminología específica, como el ejemplo del término económico de los dos links anteriores.
Otras fuentes de información que pueden resultar de utilidad son los foros de traductores como los que ofrece ProZ y, para temas más generales, WordReference. En estos foros puedes publicar tus dudas, que más tarde serán resueltas por otros traductores. Además, puedes responder a las preguntas de otros traductores para así aumentar tu visibilidad en estos foros.
La primera lectura del texto original debería dar respuesta a las siguientes preguntas, las cuales tienen una gran importancia para cualquier traductor y cualquier texto:
¿Cuál es el estilo y el registro del texto?
El estilo y el registro del texto original también tiene que traducirse para conseguir una buena traducción. Este aspecto es especialmente importante a la hora de traducir textos de marketing, ya que el estilo comercial de estos es la clave para hacer que los clientes compren el producto. Si tu traducción hace que el texto pierda su intención comercial, tu cliente final podría perder mucho dinero.
El registro formal o informal es algo a tener en cuenta cuando traducimos, por ejemplo, de español a alemán; mientras que en español el «tú» se utiliza con más frecuencia que la forma de cortesía «usted», en alemán se utiliza con mucha más frecuencia la forma de cortesía «Sie» cuando nos dirigimos a una persona adulta a la que nunca hemos conocido. Sin embargo, puede que haya algunas excepciones en textos comerciales alemanes en los que el vendedor quiere «acercarse» al comprador.
¿Qué vocabulario encontramos en el texto?
Es muy importante que el vocabulario especializado se traduzca correctamente.
Como ya mencionamos antes, los diccionarios especializados y las referencias pueden ser de ayuda con esto. No obstante, el vocabulario es algo que debemos tener en cuenta también a la hora de traducir textos que no sean tan técnicos pero que, por ejemplo, tengan un cierto trasfondo cultural; puede que en el texto original haya referencias a comida o fiestas típicas que tengas que explicar para los lectores de tu traducción.
Aún así, es importante que solo traduzcamos lo que tenemos ante nuestros ojos, sin dar ningún tipo de valoración personal. Puede que algunas partes del texto no se puedan traducir literalmente, por lo que tendremos que encontrar la forma de sortear esta clase de obstáculos en una traducción.
Generalmente, lo más importante es transmitir el mensaje que el autor quiere hacernos llegar y no solo limitarnos a traducir las palabras y expresiones exactas que haya usado en su idioma. La traducción de referencias culturales es a menudo tan complicada que incluso ha comenzado a ser sujeto de estudio.
Mientras que normalmente es útil aportar explicaciones referentes a la cultura (después de todo, un traductor debe partir de la suposición de que sus lectores no tienen conocimiento ninguno de la lengua de origen del texto, o incluso de la existencia de este) algunos documentos pueden contener palabras y conceptos imposibles de traducir, como por ejemplo:
- Nombres de marcas (Apple → Manzana)
- Nombres propios (George Michael → Jorge Miguel)
- Nombres de asociaciones u organizaciones (Real Madrid → Royal Madrid)
- Leyes (pueden tener una traducción, pero se debe conservar el original)
- Tipos de empresas (GmbH → SL.)
¿A quién va dirigida nuestra traducción?
El lector del texto determina en cierta manera el registro y el estilo de nuestra traducción. Cuando tienes conocimiento de qué personas van a leer el texto original y qué personas van a leer tu traducción, puedes adaptar el registro y el estilo para ajustarlo a los futuros lectores.
Dudas y problemas a la hora de traducir
Después de haber leído el texto y de haber tenido en cuenta todos los puntos clave que comentábamos al principio, estarás en una posición mucho mejor para empezar a traducir el texto que tienes delante. No obstante, hay muy pocos textos que no presenten ningún problema o dificultad para el traductor.
Cuando nos surgen dudas al hacer una traducción y no podemos resolverlas con los diccionarios o las referencias antes mencionadas, lo más práctico que podemos hacer es preguntar a otros traductores.
Es muy recomendable para cualquier traductor saber manejarse bien en foros y en persona, así como tener amigos o compañeros a los que acudir en estas situaciones. Lo ideal sería tener un montón de amigos traductores que sean hablantes nativos de tus lenguas de trabajo. Los foros antes mencionados, como los de ProZ y WordReference, pueden ser perfectos para esto.
Con todo, es muy importante que no nos quedemos atascados en las partes problemáticas del texto. Si es necesario, haz comentarios mientras avanzas en la traducción para así poder comentar con la persona correspondiente las partes del texto original que te supongan un problema. Esta persona podría ser un gestor de proyectos, el autor del texto original o el mismo cliente.
Revisa tu traducción
Como traductores, ya sea como voluntarios o como profesionales, es fundamental que cuidemos el resultado final de nuestro trabajo.
En lo que respecta a la calidad final, debemos revisar a fondo nuestra propia traducción. Para ello, una herramienta muy buena que podemos utilizar es el corrector ortográfico de Word o del programa que utilices normalmente. Esto nos ayuda a evitar cometer errores causados por un resbalón de dedos sobre el teclado o por estar pensando en demasiadas cosas a la vez, como por ejemplo errores de concordancia o palabras repetidas.
Aún así, se necesita una revisión más exhaustiva para asegurarnos de que el significado y la terminología son correctas. Para empezar, es muy útil alejarte de la traducción y dejarla «reposar» al menos un día antes de volver a leer lo que has escrito. De esta manera, podrás evitar errores evidentes que antes se te habían escapado. Puedes encontrar muchos consejos online sobre cómo llegar a ser un mejor revisor.
Otro punto de vital importancia es una segunda revisión llevada a cabo por otra persona. Las razones de esto son obvias: la segunda persona no tiene conexión ninguna con la traducción y, por lo tanto, no está influida y tiene una perspectiva más general que será de ayuda para encontrar errores y para señalar fragmentos que podríamos mejorar.
El segundo lector no tiene por qué conocer el idioma original; de hecho, si el segundo lector solo habla el idioma del texto final, esto le ayudará a darse cuenta de si tu trabajo «huele» o no a traducción. Es muy importante que cualquier traductor sea capaz de aceptar las críticas a la hora de recibir consejos de alguien.
Otra parte fundamental de cualquier revisión es el formato. Aunque es más práctico centrarse en el formato del texto original a la vez que vamos traduciendo, esto es a veces una tarea imposible si utilizamos herramientas de traducción asistida. Aún así, es importante respetar el formato original del texto para que puedan utilizar o publicar tu traducción sin necesidad de un trabajo adicional de edición.
El formato es especialmente importante cuando traducimos páginas web o textos con imágenes y gráficos. Más que el simple hecho de añadir un componente estético a tu traducción, si respetas el formato original estarás ayudando a tu cliente. Si damos por sentado que el cliente no conoce ni el idioma de origen ni el de destino, este será capaz de ver cómo las diferentes partes de la traducción encajan con el documento original gracias a haberle dado un formato exacto.
Guarda tu trabajo
Antes de explicar cómo debes guardar tu trabajo de una manera inteligente, es importante señalar que debes ir guardando tu traducción según vas avanzando, no solo al acabar. Cuando traduzcas un documento, es importante que modifiques el nombre del archivo, de forma que no lo pierdas y puedas luego encontrar el original y usarlo si tuvieras algún accidente o problema. Lo mismo ocurre cuando se trate de la versión revisada, con marcas, o de la traducción final: ¡modifica el nombre!
Así, si el original se llamaba «traducir un documento.docx», la traducción al alemán debería llamarse «traducir un documento_DE.docx» o, si es la segunda versión «traducir un documento_DE_v2.docx»
Si ya has pasado la fase de revisión, la revisión realizada por ti podría llamarse «traducir un documento_DE_rev.docx», la revisión comentada por el cliente o por otro traductor «traducir-documento_DE_rev_com.docx», tu segunda revisión «traducir-documento_DE_rev2.docx» y la versión final «traducir-documento_DE_fin»
Conclusión
Como traductores, es importante que sigamos una metodología bien estructurada a la hora de trabajar, para así no perder la perspectiva general de la tarea que tenemos por delante.
En cuanto a la traducción, podríamos decir que en términos generales hay tres fases principales del proceso de traducción: lectura inicial, traducción y revisión. Sin embargo, como hemos podido ver a lo largo de este artículo, cada una de esas fases puede estar dividida a su vez en innumerables y complejos procesos.
Esperamos que esta pequeña guía te ayude a enfrentarte a tu trabajo de una manera más organizada y estructurada, porque recuerda: traducir no consiste simplemente en cambiar las palabras en un idioma por otras en otro diferente.
Texto escrito por Thomas McGuinn.
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Si quieres convertirte en un profesional de la traducción, no dejes de leer nuestro pequeño manual del traductor autónomo, compartido más de 500 veces y, si vas en serio, aquí tienes algunos cursos de pago para traductores que podrían interesarte.
Mil gracias Adrian por darnos acceso al texto de Thomas McGuinn. Será el primero de una lista que según veo tendre que estudiar para lograr un nivel profesional.
¡Muchas gracias por tu texto, Adrián!
Me parece un recurso muy valioso. Soy traductora e intérprete, pero me viene muy bien repasar determinadas cosas que tenía guardadas en la memoria y aprender otras, como variantes a la hora de llamar los documentos. Sigo un método parecido, pero este me parece mejorado :).
Un abrazo,
Sonia