Un tema al que no se le ha dado la debida publicidad y difusión es el funcionamiento del sistema bancario en general y el privilegio de la banca comercial o privada sobre el resto de los agentes económicos en particular. No sorprende el poco interés que han tenido los gobiernos en informar debidamente al ciudadano pues como dijera Henry Ford, “It is well enough that people of the nation do not understand our banking and monetary system, for if they did, I believe there would be a revolution before tomorrow morning.” Que en español sería algo así como “Es bien sabido que la gente de la nacion no entiende el sistema monetario y bancario pues si lo hicieran, antes de empezar un nuevo día habría una revolución.”
El objeto de este artículo es facilitar la debida información al lector y tratar de darle mayor difusión a este asunto que creo de vital importancia pues la crisis que estamos padeciendo es debido, sino completamente, sí en gran parte al sistema bancario actual. Porque en efecto, todas las grandes crisis del siglo XIX, XX y por supuesto la actual, han resultado de un desarrollo excesivo del crédito, de las promesas de pagar y de la especulación que este desarrollo ha suscitado y hecho posible.
Por evidentes efectos prácticos detallaré de forma muy resumida los aspectos más dañinos del sistema bancario.
Para los detractores del capitalismo y de la economía de libre mercado, quiero en primer lugar dejar claro que los bancos centrales de cada país, en nuestro caso el Banco Central Europeo, la FED en EE.UU, son parte del Estado y actúan como monopolistas en la emisión de sus respectivas monedas controlando de forma artificial y arbitraria el precio del mismo, es decir, el tipo de interés. Por tanto, no es correcto decir que estamos en una economía completamente de libre mercado sin intervención estatal, cuando precisamente una parte fundamental, como es el caso de la moneda, está intervenida por un ente regulador que se dice “independiente” y no por el mercado, pues éste, brilla por su ausencia.
Fue precisamente la bajada drástica de forma artificial de los tipos de interés llevada a cabo por la FED y promovida por la administración Bush la que facilitó el crédito por parte de la banca a los ciudadanos, empresas y estados endeudándose sobremanera y viéndose incapaces de devolver los préstamos una vez comenzó a caer el mercado inmobiliario. El resto de la historia y sus consecuencias, ya las conocemos.
Por otra parte, y esto es lo que más nos duele, los bancos comerciales o privados tienen por ley (gracias al coeficiente de reserva fraccionaria) el privilegio de apropiarse de algo cuya titularidad no es suya. El coeficiente de reserva fraccionaria o reserva de seguridad, que en la zona euro está actualmente en el 1%, si bien es facultad de cada banco el aumentar ese mínimo si lo creen conveniente por falta de liquidez para evitar su quiebra, permite a los bancos “crear dinero de la nada”, pues únicamente están obligados a mantener como reservas ya sea como dinero líquido (billetes) u otros documentos de alta liquidez en su caja un 1% de los depósitos que el ahorrador decide ingresar en el banco para su guarda y custodia en forma de depósito a la vista (queda fuera de este análisis los préstamos a plazo pues en ese caso la titularidad sí se transmite del ahorrador al banco en forma de dinero presente por dinero futuro más una determinada cantidad en concepto de interés).
¿Por qué es dañino para la sociedad?
El sistema funciona de la siguiente manera, un ahorrador decide ingresar en un banco (ahorro real) en forma de depósito a la vista 1.000€ para su guarda o custodia manteniendo la absoluta disponibilidad y propiedad del dinero al ser un depósito a la vista. Por su parte, el banco al únicamente tener la obligación de mantener como reserva, en su caja un 1%, podrá prestar pues nuevos 990€ creados de la nada (medio fiduciario) a una tercera persona a un cierto tipo de interés obteniendo así un beneficio adicional y aumentando la cantidad de dinero en circulación, no en billetes, pero si como medio de intercambio y como bien es sabido, el dinero es todo medio de intercambio generalmente aceptado.
De forma sucesiva, el prestatario de esos 990€ empleará el dinero para por ejemplo comprar un bien, cuyo vendedor es probable que ingrese, en forma de depósito a la vista, esos 990€ en un banco que seguidamente podrá disponer de nuevos 980€, 10€ para prestar a un tercero y así sucesivamente multiplicando por varias veces la cantidad de dinero en circulación. A este fenómeno se le conoce como expansión crediticia.
El problema se agrava obviamente cuando se produce lo contrario, la contracción crediticia en forma de retirada masiva de fondos, como recientemente ocurrió en Argentina en el llamado “corralito”. Esto se produce cuando se pierde la confianza en el sistema bancario y la gente comienza a retirar sus fondos. Al no haber un coeficiente de reserva fraccionaria o caja del 100%, los bancos no disponen de billetes físicos suficientes para atender tan alta demanda de liquidez y se ven obligados a cerrar. Para evitar este colapso, en la mayoría de los países se ha implementado un sistema de prestamista de última instancia, el Estado en sí, que presta dinero a los bancos a través de los bancos centrales. Es este prestamista de última instancia el que entonces asume el riesgo, trasladando el riesgo empresarial a toda la nación.
Las soluciones pasan pues por:
1. Establecer un sistema de banca libre sin bancos centrales, es decir, liberalizar el mercado del dinero, con tipos de interés fijados por el mercado. Se trata pues de privatizar la moneda, eliminando la intervención del Estado en cuanto a su emisión y control del valor derogando a su vez las disposiciones de curso legal que obligan por fuerza a todos los ciudadanos a aceptar, incluso en contra de su voluntad, la unidad monetaria emitida por el estado.
2. Supresión del dinero como medio fiduciario y establecimiento de un coeficiente de reserva del 100% volviendo al patrón oro u otros patrones monetarios ajenos al control de un Estado. Los bancos deberían estar obligados a mantener en todo momento un respaldo metálico igual a la suma total de los billetes emitidos y depósitos bancarios abiertos.
Ya se están empleando mecanismos descentralizados, libres e independientes como es el caso de los “bitcoins”.
Con éstas reformas se conseguiría:
1. Evitar las crisis bancarias, pues éstas resultan de la inherente falta de liquidez cuando ejercen su actividad disponiendo en forma de préstamos de la mayor parte del dinero que se les ha depositado a la vista. Si se exige, en consonancia con los principios tradicionales del derecho en el depósito irregular, que el que reciba el dinero en depósito mantenga en todo momento un equivalente al 100% del dinero recibido, es evidente que los depositantes podrán retirar en cualquier momento el importe depositado sin someter a ninguna tensión financiera a los correspondientes bancos.
2. Evitar las crisis económicas de carácter cíclico, si bien, no la totalidad de las crisis y recesiones económicas. Como refleja la historia, los ciclos sucesivos de auge artificial y recesión económica afectan a las economías de mercado desde que los bancos empezaron a actuar con un coeficiente de reserva fraccionaria y especialmente cuando se creó el banco central como prestamista en última instancia para proporcionar al sistema la liquidez necesaria en los momentos de apuro. En efecto, con un sistema de caja del 100% no sería posible que se produjese una expansión artificial del crédito sin que, previamente, se hubiese verificado un crecimiento paralelo del ahorro voluntario y real de la sociedad.
3. Fomentar un crecimiento económico estable y sostenido. Pues el modelo propuesto sería rígido e inelástico en lo que al crecimiento de la cantidad de dinero en circulación se refiere.
4. Acabar con la especulación financiera evitando la conocida “cultura del pelotazo” que indudablemente se ha alimentado y hecho posible gracias a la expansión incontrolada del crédito por parte del sistema financiero.
5. Democratizar el sistema, pues la financiación de las actividades ha de discutirse y decidirse por parte de los representantes del pueblo, los políticos. El sistema actual de monopolio en la creación de dinero por parte de un organismo público y de banca ejercida con un coeficiente de reserva fraccionario, permite que se cree de la nada capacidad adquisitiva a favor del Estado y de determinados particulares y empresas en perjuicio del resto de la ciudadanía. De tal posibilidad se aprovecha fundamentalmente la Administración utilizándola como mecanismo para financiarse sin tener que recurrir a la vía más evidente y políticamente costosa de incrementar los impuestos.
Espero haya sido de interés.
Un saludo a todos!
Escrito por Jorge Pérez
Pedro says
Buen artículo. Estos principios son los que suscriben la mayor parte de los economistas de la escuela austríaca.
BondJamesBond says
EL 95 % del dinero fiduciario creado no lo hacen «entes públicos», si no que son los bancos comerciales que están en manos de banqueros. Por lo tanto es «dinero en manos privadas».
La solución es que los bancos fueran expropiados por cada Estado y que la capacidad de hacer dinero bancario la tuviera el estado y que no fuera controlado el banco central por políticos sino por funcionarios meritocráticos . Se podría tener un dinero no necesariamente con reserva 100 %, Tan solo habría que aumentar reservas cuando la economía lo requiriese, a modo de amortiguador.
Ela Banco Europeo de Inversiones es un banco público, mejor saneado que el FMI, una muestra de la realidad…
Hay que desmontar los bancos centrales en manos de plutócratas y que cada Estado maneje su política monetaria y a poder ser, con una moneda mundial y única, de tal forma que nunca pudiera dejar de tener valor.
Ningún banco comercial puede funcionar con una reserva del 100 % pues no da para negoció.
Austríacos, cambien el chip.