La calidad es una de esos temas recurrentes cuando hablas con los traductores: Que si fíjate que mal texto este, que si mira cómo han traducido tal otra cosa (no hace mucho hablábamos sobre la búsqueda de la perfección como enemigo de cualquier proyecto).
No hay duda de que tener un texto bien escrito es una ventaja, en todos los casos, pues nos permite transmitir lo que queremos, de la forma que queremos. Sin embargo, en mi opinión, cuando hablamos de un texto de mala o buena calidad tenemos que definir un poco más a qué nos referimos.
En Mondo, hemos tenido muchas ocasiones para reflexionar sobre este tema: Por un lado, siempre se juega con unos recursos (dinero, conocimiento, tiempo…) que limitan las opciones; por otro, el cliente tiene unas necesidades que hay que cubrir si no quieres perderlo.
La calidad no depende de lo bueno que sea el servicio, sino de lo bien que se adecue a su fin. Clic para tuitearEsa es la conclusión a la que hemos llegado. No se puede pretender crear un servicio, en nuestro caso, un servicio de traducción y decidir que con eso ya vale para todo el mundo. Y por eso, siempre pedimos a nuestros clientes que nos expliquen para qué van a utilizar nuestras traducciones.
Si tu bar necesita traducir un menú al alemán, para que los invitados alemanes sepan qué pueden pedir, sin duda, el nivel de la traducción no necesita ser muy elevado, de hecho, podría valer con una traducción hecha por google (bajo el riesgo de que no se entienda, como ocurre con las traducciones que aparecen enlazadas más abajo).
Sin embargo, si se trata de un restaurante de lujo, la traducción sí debería ser algo mejor.
Imaginémonos ahora que se trata de la web de tu empresa.
Si lo que pretendes es dar una pequeña ayuda a los angloparlantes para que puedan enterarse de lo que va tu producto, puede valerte una traducción por pocos céntimos la palabra. Sin embargo, si lo que quieres es crear textos que despierten el deseo de adquirir tu producto y que te den ventaja frente a tu competencia, una traducción así no va a valerte.
Un «Lababor» puede ser suficiente para permitir que los invitados encuentren el WC y, seguramente, no hará que los clientes dejen de visitar el lugar. Un «Productos todos en calidad especial» seguramente te fastidie la venta online de ese producto que tu competencia ofrece a un precio parecido.
Errores de traducción hay muchos, pero os dejo con algunos que (casi) cambiaron la historia: errores históricos. y con otros que sin ser tan graves, eran errores bien a la vista. Todos ellos «deslices» que podrían haberse evitado si hubieran trabajado con Mondo, claro está :-).
Eso sí, no lo olvides, la calidad no es una cuestión moral, sino económica (y, a veces, de autoestima, claro).
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