Hace poco escuché una charla que hablaba sobre qué es aprender y dijo algo que me hizo pensar:
«Aprender no es saber muchas cosas, aprender es encontrar cosas que puedas aplicar y usar en tu vida.»
Poco después me di cuenta de que tenía un calendario por casa que decía una frase parecida, «aprender es cambiar», y otro más que le añadía algo así como que lo que cambia al aprender es tu percepción del mundo, no así el mundo que te rodea.
De repente, todo cuadró.
¡Claro! lo que en general (especialmente en el colegio o universidad) llaman aprender, es solo una parte del aprendizaje, el acceso a conocimiento nuevo, el aprendizaje según el diccionario: «Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia».
Sin embargo, el aprendizaje completo va más allá, no es simplemente adquirir conocimiento de algo. Es un tipo de aprendizaje que ningún examen puede cuantificar, que nos lleva a adaptar e incluir el conocimiento nuevo a nuestra forma de vivir y de percibir las cosas.
¿Qué saco yo de todo esto? Dos cosas:
- Siempre me he preguntado cómo gente que había estudiado y (aparentemente) aprendido tanto, podía ser tan «inculta» o «analfabeta» en ciertos aspectos.
Ahora ya tengo una respuesta. - Que si lo que he estudiado no me cambia, no he aprendido nada.
¿Algún ejemplo? Ahí van tres máximas que si eres capaz de interiorizar y aplicar en tu vida personal y profesional, te harán más feliz y exitoso, pero que si solo aprendes de memoria, no te servirán de nada:
- Sé consciente en todo momento de lo qué estás haciendo y por qué.
- Escucha, piensa y, solo después, actúa.
- El cliente y su necesidad es lo más importante en tu negocio. Conócelos, actúa en consecuencia y triunfarás.
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